Hijas de la Caridad-Congregación de la Misión


CONGREGACIÓN DE LA MISIÓN
FUNDACION

Fundada por San Vicente de Paúl en el siglo XVII, la Congregación de la Misión es una Sociedad de Vida Apostólica, clerical y de derecho pontificio. En ella, sus miembros tratan de conseguir su fin apostólico, en seguimiento de Cristo Evangelizador de los pobres, según el patrimonio legado por San Vicente y sancionado por la Iglesia.
                                                           
"En esta vocación vivimos de modo muy conforme a nuestro Señor Jesucristo que, al parecer, cuando vino a este mundo, escogió como principal tarea la de asistir y cuidar a los pobres. «Misit me evangelizare pauperibus»" (San Vicente de Paúl).

"Si hay algunos entre nosotros que crean que están en la Misión para evangelizar a los pobres y no para cuidarlos, para remediar sus necesidades espirituales y no las temporales, les diré que tenemos que asistirles y hacer que les asistan de todas las maneras, nosotros y los demás.. Hacer esto es evangelizar de palabra y de obra; es lo más perfecto; y es lo que nuestro Señor practicó." (San Vicente de Paúl).
                               


HIJAS DE LA CARIDAD 


Hijas de la Caridad
Nacemos en el S. XVII, el 29 de Noviembre de 1.633. En respuesta a la llamada de Dios en su tiempo, San Vicente y Santa Luisa fundaron la Compañía de las Hijas de la Caridad para servir a Jesucristo en los pobres con espíritu de humildad, sencillez y caridad.
Fieles a nuestro bautismo y al espíritu de los Fundadores, las Hijas de la Caridad, continuamos disponibles para ese servicio y las nuevas y crecientes necesidades de hoy, haciendo realidad el carisma de San Vicente y de Santa Luisa: “Servir a Jesucristo en la persona de los Pobres”.
La Hija de la Caridad es la sierva que se da a Dios para el servicio de Cristo en el pobre corporal y espiritualmente en castidad, pobreza y obediencia. Estos votos son no-religiosos, anuales y siempre renovables cada 25 de Marzo, día de la Encarnación.
Este modo de vida entregada a Dios es reconocido en la Iglesia como Sociedad de Vida Apostólica.
Cada una de nosotras está llamada a ver a Cristo en los otros y a ser Cristo para los otros.
Cristo nos llama a continuar su misión, nosotras somos sus manos y sus pies, su mirada de amor, su sonrisa. Es el amor de Cristo el que nos impulsa y fortalece desde una profunda vida de oración.
Hoy en los cinco continentes las Hijas de la Caridad vivimos nuestra misión de servir a Dios en la persona de los pobres en Comunidad de vida fraterna; este estilo de vida nos enriquece y da fuerzas para trabajar unidas en favor de los más pobres.
Hoy la historia sigue su curso. El clamor de los pobres se hace ensordecedor y las Hijas de la Caridad continuamos poniendo nuestras vidas y nuestros esfuerzos en la construcción de un mundo mejor basado en la justicia y en la fraternidad.
Necesidades nuevas piden respuestas nuevas. Las injusticias sociales de nuestros días no son menores que las del tiempo de San Vicente y de Santa Luisa. La historia de salvación requiere siempre amor, fortaleza, gratuidad, audacia, compasión y creatividad. Toda la Compañía está al servicio de la Iglesia y participa de su misión.



«Dadme un hombre de oración y será capaz de todo» (San Vicente XI, 778)




Gracias a estos hombres y mujeres que han decidido dar su vida por los predilectos del Señor: los pobres. Gracias por su entrega con nosotros, los jóvenes vicentinos, guiándonos por el camino del servicio y del amor a los necesitados. 

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